"La selva y el mar" Autor: Eterno (acrílico sobre tela, 54x73 cm.)
Vida
Es de medir
tu incansable revoloteo,
que ofrezco mis brazos abiertos
-de espantapájaros-
para que se apoyen tus patas.
Es el decir de la palabra
que te abarca,
de la sonrisa que te sumerge
en una transparencia más
diáfana,
o de un roce ínfimo
que te convierte en melodía,
o de un flotar de tus alas
por la hipnosis que sufre
y dilata el tiempo,
el espacio, la materia
y la gravedad que no puede
ejercer su virtud.
“da natureza” y que la física,
región razonada y exacta,
aún no se atreve a explicar.
Duda que te deja suspendida
con la marca original
de quien no fue descubierta
para provocarme tanta
admiración.
Y tú, eres la vida.
Cascada del fluido
que se derrama con alegría
sobre todas las cosas
y aún, sobre mi.
De todos los fuegos...
Agradecemos la colaboración e interpretación musicalizada de Daily Jara más la ilustración con que se inicia esta presentación.
Extraído de subamosaltren.blogspot.com.ar
Imposible
Si la inmortal belleza que te aureola
no hubiese sido como es -tan alta- quizá
hubiera podido con mi pluma
abordar la misión de retratarte.
Pero es tan elevada tu hermosura
y tal limitación hay en el arte
que ni aun con toda la Literatura
podría aspirar siquiera a bosquejarte.
Javier Viveros
Si la inmortal belleza que te aureola
no hubiese sido como es -tan alta- quizá
hubiera podido con mi pluma
abordar la misión de retratarte.
Pero es tan elevada tu hermosura
y tal limitación hay en el arte
que ni aun con toda la Literatura
podría aspirar siquiera a bosquejarte.
Javier Viveros
SI TU ME DICES VEN
y me voy tras de ti sin condiciones.
Me olvido del hogar, de obligaciones
para hacerte feliz de todos modos.
Si tú me dices ven, todo lo dejo.
Me olvido del temor al crucifijo.
Me olvido del respeto de los viejos.
Me olvido del cariño de los hijos.
Me olvido de pensar que ahora tú tienes
otro a quien amar, por quien vivir,
No te he de preguntar de donde vienes
ni te he de contestar a donde ir.
Me olvido de pensar que en el mañana
alguien pueda vengarse de mi olvido
¡Que forma de quererte tan humana
que no
puedo olvidar que te he querido!
Pyyo
Colombiano
Ausente “el amor”, no nos ilumina, opaca
nuestra propia luz. Así, “el desamor” desanda nuestros órganos para extraer su
energía inigualable. Ausente “el amor”, no hay jugo, no hay sustancia, un
corazón vacío que anestesia el deseo.
Aún cuando se derrama el sentimiento en cada
suspiro o en forma de lágrimas, aún cuando el quebranto nos desvela con los
pensamientos que recorren caminos de culpas y disculpas, aún más, cuando se
sufre la perdida de lo anhelado, añorar “eso”, que ya es privativo, que se
convirtió en despojo, en carencia, en orfandad, “la ausencia de amor”,
subvierte.
Desde la ventana, donde se siente que
sopla el dolor, se posiciona una masa de carne inerte arrasada por dentro, sin
saber más de “amor”, sin tener rastros, ni indicios, ni señal, ni huellas, ni
vestigios del objeto amado. Ya pasó.
Un hombre vulnerable sobrevive con lo más
primario sin poder reforzar su voluntad y espíritu con lo que lo hace “humano”.
Entonces, desde “el desamor”, sin
“coraza” que proteja, sin “estructura” que sostenga, sin aquella energía que
fluya en todo “el ser”, se va “diluyendo lo que provoca un sueño, para luego,
hacernos sentir a salvo”. Eso que es “el proyectarse en el otro”, el sentir que
nos “prolongamos”, y que aún por falencias, o por nacer incompletos, o por
finitud e insuficiencia para crecer y construirnos, “nos hace falta unirnos al
otro”, desearlo (casi) con vehemencia.
Algo así, como embarcarse en “la
aventura”, “el desafío” o “la apuesta” de poder compartir, de vencer “esa”
postura que nos corroe hasta volvernos avaros, mezquinos o egoístas.
A pesar de que muchos lo consideran “una
ideología políticamente correcta”, tal vez, “el desamor” sobreviene hoy o de
todos los tiempos, y es el que suscribe con sangre la historia de los hombres.
Ahí va incluida, la explotación, la
iniquidad. No son solo palabras liberadas para declamar sino que son “ellas”,
parte sustancial de la narración certera de cada instante que vivimos.
Desde “el desamor” se sostiene la
contradicción de “el mal sobre el bien”. Eludir el compromiso de mejorar ¿es
dejar que todo fluya sin la necesidad de modificar nada? Amplio y prolongado,
“el reto”, tiene a un ser desventurado que se aplica a preguntarse ¿por que?
Cada rutina diaria, parece que deja
escapar el tiempo sin mediar con episodios muy llamativos. Es de un día vivido,
que se desprende de la criatura “humana”, una mueca de intensidad mayúscula,
variable, una mueca que se llena de lágrimas o de euforia, de desconcierto o de
asombro, de reflexión o de impulso, de luces y sombras, de todo y nada de
“eso”, pero entre lo profundamente oscuro y lo bello, hay siempre, un camino
que edifica “el amor”.
Un brevísimo instante
de pureza,
da vida a un
sentimiento perdurable,
paraliza la
cotidianeidad para sumar
Así mismo, repone su
energía
para concentrarse en
como “resonar” con el otro.
Un lapso de
preparación que incluye
lo creativo y
gestual, la gratificación de concretar
la posible consistencia de un sueño.
Octaedro
Felicitaciones por tan bellos escritos, es un placer leerlos...
ResponderEliminarJavier es un escritor paraguayo excelente, además de ser una persona amorosísima de sentimientos nobles...aquí les dejo su página para que la visiten http://javierviveros.blogspot.com/ Sus libros pueden descargarse online.
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