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San Martín: El autor 2012 ISBN 978-887-33-0957-4 CCD B863

domingo, 21 de octubre de 2018


Es como siento tu luz.

Así, como de tus ojos parte el fulgor
en el aire del que se desprende la alegría,
 y es ese espíritu que te traspasa, el que se alimenta de ti
para celebrar que está vivo, así también, piensa que de mis manos
nace esta flor que se posa en tus labios, y es esta letra, la que arrastra el color
para teñir tus entrañas con alguna melodía.


  
Así, es como siento tu luz,
así, es como en tu ser, en tu vientre
se derraman todos los secretos de la vida.









Te propongo entonces,
que me permitas volver a respirar,
solo cuando puedas verme en tus pensamientos.  
Te propongo más aún,
sí fue que mi abrazo te sostuvo
para mantener la tibieza de alguna ilusión,
deja que te siga soñando en tu vuelo perfumado
de briznas, de rocío, de mañanas soleadas, de tardes apacibles
que van caminando hacia el ocaso acompañadas de nubes sanguinolentas.
Deja que te siga soñando con el aroma de las noches que transpiran estrellas.


                                                                                                                             El chino.



 para ver como se derrama allí, esa nube de colores que suelta la tristeza del ocaso. Creo que debo atribuirlo también, a lo que me provoca tu voz. Ella –la sonoridad de la estela que se apaga lenta- es la brisa que siembra palabras para describir tus sueños, viene a remover inquietudes de un mundo que dispara temblores emotivos, tiende a salpicarnos de la tragedia o su comedia.

 Hoy, he mirado dentro de mi alma para sentir como la lluvia de tu pena inunda los costados de mi entera alegría. Entusiasmo que se opaca cuando una lágrima deja el gusto amargo en su camino de nostalgia.
He intentado sacar de adentro de mi alma, lo que provoca tu mirada cuando señala esa distancia inalcanzable que impone un corazón herido y sin rumbo. Aquel órgano que divaga y palpita sin querer ser acompañado de complemento alguno.
Desde adentro de mi alma juegan las armas que lastiman. Compiten entre ellas para ver quien deja la herida más profunda. Van recorriendo el surco ensangrentado con lo que envenena el humor de la caricia más honesta y es la pasión por sumar dolor, lo que impregna al gesto que se remarca en un instante.


Hoy, dentro de mí, se sostiene aún, el alma de quien intenta transitar tu llanura para encontrar  sosiego. 

Perezcuper (Dedicada a María).




va recorriendo el mundo que se acerca a la pantalla, para enriquecer más aún su universo interior.
Ella quiere desde siempre -y lo hace- sumarle a sus vivencias extraordinarias, eso que traen los sonidos de la armonía y la metáfora poética. Mirada que tiene el ritmo de quien alimenta su inquietud con voracidad.

El patrón del regocijo afina mucho más su sintonía, tanto en lo sonoro como en el manejo de la herramienta de la palabra, y al ser fecundada constantemente por ideas de cómo buscar belleza, la obliga a ejercitarse para saber nadar en su lírica de plena inspiración. Es entonces, que sus odas también, se perfuman de suspiros.

Oírla en su música, en sus palabras, y observarla en cada gesto, es de un  privilegio inigualable. Ahí -solo es mi parecer- en la composición que elige y comparte, va la elección de alguien experto. 
Todo se puede aprovechar de ello, desde el perfume de un suspiro hasta la virtud que acompaña a su “intensa oscilación”. 
Así es que, como un contemplante que descubre un tesoro, “guardo” cada gesto para no olvidarla. 

                                                                                                    
De todos los fuegos ( a María).









 y también de allí, se te van desatando los pensamientos, ellos disparan esa fragancia que llena el espíritu.
Es decir que, traen en las palabras lo que despierta el regocijo. Se descubre en tus reflexiones, la futura conducta que confirma la bondad.
Aparece aquella idea que entibia el aire, la que toma la altura del barrilete indescriptible, la que viaja hacia el encuentro de mi sonrisa, pues trae la novedad que incluye a los privilegiados que obtienen el beneficio de saborear tu ternura.
La clave que me permite hoy, entrar en el cuarto donde se acumulan algunos de tus secretos, ya la tendrás que cambiar. Soy de guardar tesoros, de respetar confidencias y protegerlas; por ejemplo, no comentar de ese fluir perfumado que te identifica, pero no doy cuenta de los que se te escapan para bordar ilusiones.
Ahora, sé que tus ojos vienen construidos con la virtud de acariciar los caminos que te llevan a todas las cosas, pero solo imaginar que puedan mirarme por un instante, ya tendría la vida hecha, sin temor a renunciar a ella.
Te propongo el poema que tiene en cuenta todo valor insoslayable, incluye las cláusulas que quieras imaginar o acotar, mi única condición para introducirlos en el registro, es que, no te pueda olvidar.

Octaedro (Dedicada a María).









casi. Está para pasear cerca del río. El río homónimo. ¿Vamos? Tomar una cerveza morena, escuchar alguna música en vivo, comer maníes salados, mirarse mucho y besarse un poco más. Pensar que quiero cautivar a una mujer que es libre. ¿Es como encerrar un pájaro?...o ¿Solo es mirarte a través de las palabras y allí, en ellas, buscar en la metáfora para desplegar una caricia? ¡Que deleite! En algún punto de tu ser, tal vez, donde se elabora el pensamiento más intimo, te sigo en la sonrisa para llegar a esto de tus labios que besan. Ahí, es donde no quiero indagar más, solo me gustaría navegarte en un suspiro, posiblemente, por que crea que somos algo postergado que merecemos tener un idilio.

Aquí, de este lado del mundo está un hombre que vibra, te lleva en su canto solo para expandirse en tu vuelo. De este lado del mundo se agita en interminables pulsaciones, ese hombre que se escurre en las palabras para continuar haciéndote música y conjugar en tu aliento. 
¿Será que solo es la teoría?
La práctica se realiza junto al otro para después convertirse en manifiesto profundo, real e imprescindible.

De todos los Fuegos (A María).










que se instala debajo de mis canas y que me obliga a derretir suspiros en los silencios ¿Traes esa fragancia de la alborada que recorre mis ansias?


Tú, frescura que salpica sonrisas para teñir el instante de ese candor que confirma mi embeleso ¿Siempre estás procurando retozar de entusiasmo para que rumoree el aire tu compás de alegría?


Ven, te estoy esperando, quisiera celebrar cada mínima expresión que delate tu profunda emotividad para convertirme en privilegiado testigo de tu andar por el mundo. 
Ven, debes entregarle calma al retorno de algunas olas para que en mi horizonte perfecto se dibuje nítido, el cauce de tu guitarra.

Pies de algodón, cuerpo de lluvia,  corazón de música y alas en la frente, ¿A dónde vas? ¿No ves que el viento sufre el color rosado de tu perfume? Sabe lo que acarrea. Es aquello, que erotiza la tarde. 

                                                                                         Octaedro (para María).



                                                                               







conversando contigo, escudado detrás de los signos a sabiendas de sus limitaciones y el corazón que va hacia donde es inevitable, donde la oración intenta.

Hay vidas que son esplendorosas y otras, apenas somos una llamita que estamos procurando contagiar calor. Otras  irradian eso todo el tiempo y hacen sonreír. Luego, acontece que la vida nos traspasa como para que el regocijo se adueñe aunque sea, de un mínimo lapso.

¿Que hace que una mirada anhelante vaya tratando de iluminar  cada cosa, a cada paso?
Se llena de tus vibraciones para remarcar los colores y ahí, donde parece lo oscuro, solo se encuentra con la alegría.

Entonces, fue que yo viajé hacia tus ojos verdes, ese mar tibio de esperanza, y estoy dentro de ellos como un naufrago… hombre vulnerable que sufre de orfandades.  
Soy, quien se acomoda cerca de tu aliento para aprender como es embriagarse de plenitud y navegar en tu sonrisa, porque son tus labios los que premian.

Conozco muy poco, de todo el poder de la palabra, siempre lo reivindico y no te rías, hasta las mujeres académicas suelen ser vulnerables a eso, incluso aquellas que han sufrido desencantos. Eso sí, quiero creer que hay hombres que podemos convencer con el verbo que florece al recorrer las fibras de cada sentimiento, hombres que sabemos escarbar en los recovecos del alma para establecer este puente y retener.

Por eso, cuando alguna vez vi como tu figura estaba colmada de agasajos, traté de ubicarme en cada parte, y justo allí donde se esconden todos “los secretos de la vida”,  creo… soñé con la mejor ilusión.
                                                                      
                                                                                        Perezcuper (Dedicada a María)

                                                                                 

miércoles, 17 de octubre de 2018

El secreto…

            Este es el instante en que el recuerdo deja el aire más denso -porque trae amalgamado tu espíritu-  lo que mueve a trazar los símbolos para hacerte llegar mi canto. Una pequeña melodía que se resume en gotas, en vaporoso resuello que no sabe de violencia. Y también, son los aromas que te corporizan y sumergen a la tristeza para olvidarla.
Es decir: tiene el aire la misma fragancia que alimenta el entusiasmo de saber que voy a encontrarte… y así, se puede adivinar que tu erotismo se impregna en mis entrañas.
Es con la observación de tu figura -la que hipnotiza a favor del sensible instrumento del cuerpo-  lo que produce esta agitación en mí.
Puede que en mi ocurrencia, el imaginario te haya bosquejado con apasionamiento y con algunos rasgos de lo ideal, pero además, se hizo generoso cuando te toca en el cuerpo y suspira con vos. 
Es esto que se multiplica cada día y saboreo, lo que construye nuestra cordialidad. La traza de una ligazón que se sujeta con firmeza a los nudos de  las manos y los abrazos  -bien preparados- aún para cuando nos sorprenda la tormenta.
Este es el canto que intenta sublimarse en tu voz, la conmoción del silencio que atraviesa tu garganta para salir hecha ternura. Eso que viaja en mis sonidos cotidianos -algo ineludible para mi- lleva la bendición de haberme elegido para reconciliarme por siempre con tu amabilidad.
Premio que hoy me trae la vida, justo en este tiempo, cuando se aparece la sintonía más fina de mis años de otoño.
Y observar en los días de mi otoño, significa valorar mejor el sol que me entibia. Es la hora en que también, me viene cierta sospecha de haber escuchado en alguna que otra oportunidad –claramente- la música de una brisa que se sostiene en el espacio, en el tiempo, para ayudarme a descubrir el canto del espíritu que traen todas las cosas. Y ya sé, es tan solo una sospecha.
Sí, es en el ir deambulando al paso ligero de estos días, que quisiera ver y distinguir bien, la “marca” que dejan aquellas miradas que abrazan. Y Allí, siento que están tus ojos de flor nostalgia, color vivaz de lo que emociona junto a los pétalos de tus mejillas.
Es en el paisaje de tu rostro que ondula suave el gesto que edifica la inocencia.
No hay sombras en tu frente que delaten relieves pronunciados y acompañan tus nutridas cejas, lo que te mueve al discurso.
Eso sí, disparan tus ojos, el verde candor que modifica todos los colores, para pintar los objetos con aquello que vibra a cada instante y resalta aún más, lo vital.
Entonces, solo entonces, el rubor de tus mejillas trae la idea exacta, el halago, la dulce presencia de una fruta que madura permanente.
Cuando tus labios insinúan la sonrisa, puede que el resto de las criaturas que habitan este mundo, agradezcan el gracioso encanto que sutilmente, alimenta nuestro fervor.
Ahí voy, haciendo que mis ojos devoren lo que trae el instante en que me regalan la posibilidad de amar. Tengo aquello que entra para devolverse en alegría, la roca que siente crecer en su cuerpo esa mínima brizna que esconde el sabor del secreto del milagro.
  

                                                                        Octaedro (dedicado a María).