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Editado por el autor

San Martín: El autor 2012 ISBN 978-887-33-0957-4 CCD B863

lunes, 20 de agosto de 2012


Desde la soledad que respira con mi cuerpo y mi espíritu, sobreviene esto, de buscarte en las palabras y de mirar en tu aura iluminada.



Como un sonámbulo
que se dispara dormido
vivenciando los sueños,
voy atravesando el sonido
que se escucha,
cuando el pensamiento
se traslada a cada letra
y dibuja tu discurso. 





Es ahí, desde donde me instalo para recuperar tu latido...

De todos los fuegos...




Agradecemos la colaboración e interpretación musicalizada de Daily Jara más la ilustración con que se inicia esta presentación.

Extraído de subamosaltren.blogspot.com.ar



GOTAN

Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,

una especie de olvido donde guardar los ojos,

esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.


Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,

las últimas señales que hice para el otoño

se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.


Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,

la señora llovía dulcemente

sobre mis huesos parados en la soledad.


Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,

con un cuchillo brusco me maté

voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,

él moverá mi boca por la última vez.


Juan Gelman




Extraído del cuento "Dijo el tio Angel" del libro "Tratado del viento" (pag. 145, Ruben J. Ayala edición 2011)



Un artista con mayúsculas en este asunto del espectáculo de bailar la “música ciudadana”, fue reporteado en un diario por aquella época del último “Campeonato Mundial de Tango bailado” y entre otras cosas que lo involucraban como uno de los “jueces” de dicha competición, habló de su arte.
     ¿Que otra cosa más podría querer uno, que contara Hugo Soto? (Seguramente, es uno de los mejores).
         Nombró la parte de nuestra anatomía que, según él, descubrió hace mucho tiempo… y es la zona en que se esconde el erotismo extremo. El metacarpo. Primero, está tomarse y luego, la caricia en el metacarpo. Sucede más allí, que en otra parte. “Una hendidura de bahía” permite acomodar “la península del pulgar”.
         Allí, en la mano acariciada, está el secreto de mucho y casi todo de esta danza. La música de este lado del planeta que bailada, pasa a ser un ritual amoroso que permite rozar el cuerpo de la mujer y dejar que la sensación viaje cómodamente, hasta la más intensa y eterna sensualidad. Por supuesto y como siempre, el hombre acompaña, la mujer dirige, se exhibe, avanza, acaricia o arremete agresiva, o se vuelve sumisa, todo en un equilibrio de cortes, pasos, saltos y volteretas, en el extremo justo de la elegancia y el desafío a la elasticidad del cuerpo de ambos. Y retoma el hombre y así se reitera, sucesivamente.
         “El Tango”, con toda su melodía apasionada, una música popular que requiere orquestación, por lo tanto, tiene su lado sofisticado en “la médula” y que al bailarse, pone en “juego” esa parte fundamental de la humanidad que significa la vida en pareja. Dramática, o risueña en sus sainetes. Poética y lunfarda en el decir de sus hijos pródigos. Hasta grandilocuente, en algunos de sus orquestadores.
          “El Tango, está en el aire como el aire. Está en las paredes descascaradas que muestran los ladrillos como llagas y está en la esquina de tu corazón y mi corazón.” (Decía, otro maestro, artista extraordinario: Discepolín).

       “El Tango”, vieja “figura esplendorosa” de la cultura de este pueblo, respira fuerte y plena con su cuota renovadora que aportan las nuevas generaciones. De aquí “sale” que “lo nacional es todo aquello que trasciende para luego, convertirse en algo universal” ( A. Jauretche).
     En algún “tramo” de ese reportaje en el periódico, Soto, sumó su opinión para “confirmar al mejor bailarín”. Decía que, venían de cualquier parte del mundo a competir por el primer lugar. Que ese “competidor extranjero” traía en su equipaje, su ropa de presentación con “algunas variantes”, sus zapatos impecablemente nuevos y cómodos. El  que “juega de visitante”, está entrenado por sus innumerables horas de práctica a lo que no tiene que sumar ninguna otra ocupación, bien descansado, por hospedarse en los mejores hoteles.
          Sin embargo, el “milonguero” criollo viaja en “bondi” desde Zárate o cualquier parte del conurbano, trayendo su único traje y zapatos, “practíca” y ensaya después del “laburo” y por sobre todo, tiene hambre, garra y sentimiento profundo que, se nota siempre, como un “plus” sobre la técnica. Eso lo hace, muchas veces, destacarse como el mejor. “Por que tiene hambre”, sentenciaba una vez más, “el artista con mayúsculas”, don Hugo Soto.


    Perezcuper 




El rastro:

               Basta incorporar una pequeña brisa, la que sale de una fuerte y prolongada aspiración y luego, exhalar; eso solo, para mover todo el mecanismo que significa el regocijo, o tal vez, aquello que suma agitación y resonancia.

Desde un recoveco casi en penumbras, flota  y reverberan los sonidos de “un cuerpo” de sensaciones. Va “montado en entusiasmo", cubriendo todo con una nube que forma un extraño torbellino.



Está, desde la angustia
que supone el grito de espanto,
hasta una vibración mínima
que delata el pestañear
sobre una luz que encandila.
Desde la energía
que parte de una multitud
que declama hacia
una pasión desmedida,
hasta el silencio
con que riega la soledad
cuando se llena
el espacio de ausencias.

Desde la alegría,
que retumba
en carcajada ruidosa,
hasta sutil, el susurro
de un pensamiento que acerca
“la caricia de un pétalo”.
Desde la fanfarria
de los metales
de una orquesta
hasta esa melodía,
que fresca,
va calmando
la sed de los músculos.




Desde el gemido
que produce un orgasmo,
hasta la sonrisa
que mueve tus labios.

Así, cargado el aire
deja a su paso,
el rastro de tu cuerpo.





Octaedro




                                                                       ABUELO


-Vamos remolona, a levantarse.
Esas eran las primeras palabras que escuchaba en la mañana, abría mis ojos y estaba allí, una sonrisa, sus iluminados y pícaros ojos celestes y una gran bandeja con mi desayuno.
-Vamos, vamos. Tomá todo el desayuno, vestite y vení que te espero.
Recuerdo esa enorme taza blanca con una guarda, llena del más rico mate cocido, mis bizcochos con queso y dulce de batata y en un rincón algo, un pequeño regalo, lápices de colores, paquetes de figuritas, un juguete.
Terminaba mi desayuno, me vestía y salía a su encuentro.
Allí estaba, junto al mostrador
-¿Qué haces abuelo?
-Acomodo las monedas – me decía
-¿Te puedo ayudar?
Primero era un no, luego giraba la cabeza y al ver mi cara de desilusión me acercaba un puñado de monedas
-Bueno, buscá las que son iguales y armá pilitas altas como estas.
Yo feliz cumplía la tarea, ahí a su lado, sintiendo el olorcito dulce de su cigarro, ese que prendía y siempre descansaba en el cenicero.
-No hay más abuelo.
-No, ya las acomodamos a todas -me respondía.
-Abuelo, ¿hoy viene el señor de las figuritas?
-Sí.
-¿Me puedo fijar si hay un vale con premio?
-Bueno.
Y allá partía, sacaba la caja del mostrador, y él sabía lo que yo pensaba hacer, me sentaba en el piso y allí abría uno a uno los paquetes, las figuritas se iban amontonando y la caja ya estaba casi vacía.
-¿Y? -me preguntaba
-No está abuelo -contestaba mientras seguía con mi tarea
-¡La encontré abuelo, la encontré! -Y corría a mostrarle el tesoro con una gran sonrisa -¿Se la vas a dar al señor cuando venga así me trae mi premio?
-Sí, claro, la dejamos acá para dársela cuando venga.
Y así transcurrían mis días. Aun hoy recuerdo el olorcito de su cigarro, el sabor del mate cocido con bizcochos con queso y dulce de batata. Y aun hoy recuerdo sus ojos celestes, casi transparentes, con su mirada tierna y cómplice avalando mis travesuras por ahí.
Te fuiste pronto abuelo, pero me dejaste tanta ternura y tan hermosos recuerdos, que aún hoy te sigo extrañando.

De buena fibra



Siestas


Las siestas cuando somos niños pueden ser aburridas, pero no lo son tanto si uno las pasa en un pueblo con amigos.
Luego de almorzar y ayudar a mi abuela a levantar los platos, llegaba el momento de tratar de convencerla para no dormir la siesta.
-¿Puedo ver la tele en vez de dormir?
- No porque vas a despertar al abuelo que está cansado después del trabajo.
-¿Y si me quedo jugando en el patio, allá en donde hay sombra?
-No, porque sabes que el perro de al lado ladra cuando jugás ahí.
Y así seguía, pero mi abuela siempre tenía infinitas respuestas ubicadas después del no y me las daba a todas, hasta que yo, ya sin más excusas, me iba a mi habitación.
Allí me quedaba hasta que sentía un ruidito en el mosquitero de la ventana. Subía a la cama, abría las cortinas, corría muy despacito el mosquitero y saltaba al jardín y de ahí a la plaza de la esquina, lugar donde las fugitivas de la siesta nos reuníamos.
Cada una llegaba con un juguete y algún comentario para compartir: mi hermana cumple años mañana, mi papá está de vacaciones, mi mamá hoy me hizo un flan, la semana que viene me voy de paseo,  interminables comentarios  escuchados con atención,  allí sentadas bajos los árboles, acompañadas del sonido de las chicharras.
En algún momento se escuchaba el llamado de alguna madre que descubría a su hija fugitiva
-¡Uy, si ya se levanto tu mamá mi abuela se está por levantar!
-¡Si, mi mamá también!
-¡Y la mía!
-Vamos, vamos
Y así salíamos todas corriendo. Abría despacio la puerta del costado, esa a la que mi abuelo no le ponía aceite porque decía que así el sabia cuando alguien entraba o salía, pero yo lograba que no hiciera ruido y así,  despacio atravesaba el patio, la cocina, el comedor y entraba en mi habitación.
Uf… menos mal que nadie se levantó,  pensaba mientras me sacaba mis zapatos y me tiraba en la cama.
Al rato aparecía mi abuela para avisar que la hora de la siesta ya había terminado.
-¿Y ahora, puedo salir a jugar abuela?
-Si, ahora si
Y yo salía contenta nuevamente a la plaza, convencida que te había engañado. Pero no, yo sé que no podía engañarte, vos simplemente eras cómplice de mis travesuras.

De buena fibra

lunes, 6 de agosto de 2012



"La despedida". Pintura de la artista Remedios Varo (México)


Dejo pasar el tiempo en contemplación, los momentos escurren, se cuadriculan en un piso que refleja sombras. Se encuentran pensamientos, juegan con mis ideas de interpretación y el surrealismo que en su pintura expresa Remedios Varo.

Divago y encuentro algún tipo de coincidencia entre sensaciones y lo que a mi juicio está encriptado entre símbolos. Interpreto: hallo policromías apasionadas, saturan bloques lineales, cuadrados como paradigmas insalvables alejando a dos personas que fueron pareja. Hombre, mujer, se deslizan por callejones diferentes, parten de una construcción central que imagino una antigua morada, buscan su propia luz lejos de lo que fueron.
En tanto sus sombras se resisten a alejarse, siguen estáticas entre un deseo congelado y la no aceptación de su esencia: ella dominante, él recesivo. En un suelo adoquinado, allí quedan plasmada la parte que cuenta una historia dentro de otra.
Esos que se bebían el aliento, no pudieron soportar el secreto de su personalidad surrealista porque la realidad exige otra cosa. Me siento el gato que observa siempre en silencio, ajeno a los sujetos, conoce los vahos de su aliento.



“Insomnio” Pintura de la artista Remedios Varo (México)


La vista, el sentido que enlaza el mundo bidimensional con el pensamiento, encargado de captar la imagen, procesarla e interpretarla de acuerdo con lo aprendido. La visión no descansa, deambula a través de la casa, pasea desde su alejado recinto oscuro donde aún cerrando los ojos, ve, porque la mente está atenta.
Ni visión ni mente se pierden en el reposo del sueño. Flotan símbolos etéreos que atraídos por la vigilia reflejan destellos de conciencia. El insomnio muestra su internalización suave, creativa, manifiesta movimientos ingrávidos, libres que atraviesan un mundo situado, delimitado entre paredes, puertas, habitaciones.
El pensamiento alerta se convierte en mariposas perdidas que entrando por la ventana del surrealismo confluyen con miradas vidriosas de cansancio en ese pequeño espacio donde la razón como una vela prendida brilla con movimientos fantasmales. El insomnio muestra un rostro amable, define esa danza donde el sueño se entretiene entre imágenes de resignada abstinencia y la vigilia revolotea con aletargada necesidad de dormir. Imagino un dulce baile entre sopor y viveza.

Ambas interpretaciones realizadas por Sikita


 
Madre:
               Ya te observo como un río,
salpicando vida,
refrescando de calma
cualquier horizonte,
dejando a la intemperie
tu sabiduría.
           Ya te observo como un río,
reclinada sobre el caudal
que empuja,
que trabaja el fondo
y la orilla,
demostrando que el color
puede sufrir el reflejo,
y que sumada a tu bondad,
nos premia con la imagen
de la altura en su espejo.


Ya te observo como un río,        
que trae su música
entreverada con el rumor
de todas las criaturas,
sembrando risas de espumas,
 y al viento de milagros,
esparciendo
el sabor del barro.
          Ya te observo como un río,         
con esa franca promesa de vida
en tu lecho,
que se distingue
cuando se revuelve,
pues tu movimiento
exige a cada instante,
se grave en el recuerdo.

                                                                                                                      De todos los fuegos...



 
Y ACA ESTOY…

Y acá estoy, viviendo la vida, contando mi historia, preguntándome que más me faltó, sintiéndome feliz por momentos y en otros, triste. Buscando el equilibrio que a veces no encuentro.
Y acá estoy, llena de preguntas sin respuestas, tratando a veces de consolar mi propio dolor, ese dolor que trato de dejar pero que de a ratos aparece y lastima. Dejo atrás el pasado pero siento que el pasado no  me puede dejar y decide volver, vuelve en otros hechos distintos pero que se hacen recuerdo de lo que ya fue.

Y acá estoy, y me complace seguir de pie y los momentos tristes están, nunca se irán pero sigo luchando contra ellos, seguiré hasta el final y sé que, llegara el día en que todo cambiará. Es lo que busco, ese cambio que definitivamente logre que mi alma tenga paz, que mi rostro tenga la sonrisa eterna.
Y acá estoy, haciéndome preguntas sin respuestas, buscando explicación a las cosas ¿Porqué me pasó a mí? ¿Cómo pueden los padres dejar de relacionarse con sus hijos? ¿Porqué si la vida es linda a veces parece tan dura? ¿Cómo se puede fingir lo que no se siente? ¿Porqué el amor duele cuando no se siente reciproco?
Y la respuesta parece ser una y única, es la vida, la vida que llena de experiencias, la vida  que enseña con el dolor, la misma vida que nos da las alegrías y que en definitiva buena o mala,  dolorosa o no, es la que nos hace comprender que estamos vivos y que podemos hacer algo con eso.
Y ahora sí, me convenzo que, sí todo eso me pasó, algún sentido tenía y lo encuentro acá, en el contar que esta es mi vida, de allí salí, con mis historias me formé, ella me hizo lo que soy, así, simplemente así, alegre y melancólica, con ideas propias, con pensamientos propios. Así, sin importarme lo que piensen, orgullosa de mi, orgullosa de lo que hice y fui, orgullosa de lo que hago y soy.

                                                                                                                   De buena fibra.

http://lapluma.foroargentina.net/


                                                                 Y libre y guarde a los que la traición intenta herir:

                                                                                 Si existe algún dudoso “Código de convivencia” y es por siempre transgredido, pediremos reivindicación de algunos de sus capítulos.
        “El conocimiento de las buenas costumbres”,  generalmente, se “alimenta” de “los aportes de la gente” y hoy, sufre ataques de anorexia.
         Se “planta” un tábano en la “jugosa” pantorrilla para llevar “su” sangre dejando el ardor de una “injusticia”.
        El adolescente, cuenta y protagoniza con insuperable excitación, cuanta violencia respira su cuerpo y su alrededor.
     Una vereda se siente “humillada” hasta en sus áreas prohibidas, pues a pesar de tanto caminante de día y noche se llena de fantasmas saltarines y basura.
      El diálogo de las personas supera a muchos ruidos, hay veces que se queda en los monosílabos primarios y en los insultos que agravian como una “mancha escupida”.
      Está la traición en plena expansión, multiplicándose en cualquier estadística que recopile datos de los quehaceres cotidianos.
        “Esto” que se comete, quebrantando con alevosía la lealtad y la confianza, quiere destruir hasta convertir en escombros, el esfuerzo de cualquier conducta solidaria.
        Con descarnada impudicia, se suelta sin demoras -de repente- el “estoque” de la malicia para lastimar sin remedio.
        Sobre “el lecho del morbo”, la encarnizada traición se dibuja como una mancha de sangre que padece de inevitable atracción.
        El engaño, próspero en las mentes de las “ideas baratas”, se hace socio de los que creen que les “salpica” muy seguido, la impunidad.
       Una resaca abominable, tan costosa de “enjuagar” y que nos golpea en donde no hay disculpas.
       Cuestionará el libre-pensador ¿Es un “sinceramiento de los tiempos de crisis”?
       ¿Donde estarán las mentes más lucidas, visionarios profundos que nos orienten a lugares comunes, “de tregua”, en el que la “la razón” coincida con la “esperanza”? 
       Pero cuando se ve por la ventana pasar una melena que tiene tu ritmo, todos pueden prescindir un instante del sol y hasta la vereda, olvida algunas ofensas.
       Crecer en sueños puede ser “Creer” pero cuando la realidad trae el olor de la deslealtad predispone a la duda. Es “la prioridad” y debe ser confirmada.
       Sin embargo, una y otra vez, entre la maraña que opaca la luz, se mete la frescura de un manojo de esperanzas, de un brillo que alimenta la ilusión, un mínimo caudal, de hilos de vertientes que desembocan en lo que nos provee de más vida.
      Una compleja forma en que la naturaleza buscará sus propias soluciones a ese mecanismo insólito que nos hace presuntuosos de llevar como ¿un trofeo? ¿un privilegio?
     “La conciencia del hombre”, lugar de virtuales sueños, ideas y fantasmales escenas, que convierten el universo en el microcosmos de las sensaciones. “La conciencia del hombre” que aprisiona todos los hechos y algunos de “ellos”, tienen sentido de culpa e inducen a desarmar lo destructivo, hasta rescatar la ultima gota de aliento.
       O ¿si no es así? ¿donde se acomodará tanto pensamiento de mirar hacia el cielo y querer acercarse a otro?
       Cuando la hambruna tenga nuestra exclusiva motivación de buscar ser atenuada, cuando haya concordancia en no lastimar “la vida de la tierra que amamanta”, estará “la conciencia del hombre” sin más deuda, que preservar la alegría.       

Octaedro


Un cruel juego de Amor

No quería discutir en el momento, había ya terminado de hablar pero mis amigas insistían que debía saberlo. En fin, les dije que las escucharía, pero sin darle mucho crédito a una verdad insegura. Tengo un novio, que es muy galante por naturaleza, siempre le dije que dejara de molestar a las chicas, por lo menos cuando estaba conmigo, nunca dudé de su amor pero aquella mañana todo sería distinto. Escuché a mis amigas decir que él llegaba muy temprano a clases, y se ponía a conversar con todas, pero había un especial interés en una de ellas. Escuchaba con atención cuanto me decían pero yo me negaba a creerlo. Sé que él es muy amiguero y de por sí muy amable, pues podría confundirse eso, pero no, la confundida al final fui yo. Me aferraba a la idea que ellas estaban celosas o que no lo querían,  pues me enteré de muchas cosas que jamás pasaron por mi mente enamorada, y tratando de sacar línea de todo aquello, algunas resultaban verdades, entonces comencé a reflexionar en todo.
Siempre estaba muy atento a que hora debía yo llegar a clases, por la mañana, y a que hora salía, pues pensé que era por no dejarme sola. Ya no pude más, y aquel día llegué muy temprano, a mi no me tocaba asistir, pero fui. Desde el segundo piso observé llegar su carro y de ahí bajó una chica de cabellos largos, pensé que seria su hermana, pues ella usa el cabello así, pero a medida que se acercaban a la puerta principal, me di cuenta que era otra persona. Él muy contento, caminaba sin importarle las miradas y las habladurías de los demás, poco le importaba que lo vean con ella. ¡Que infeliz es! como podía presentarse así, como si nada, ahí todos sabían  que él era mi novio. No pude con mi rabia y los seguí, llegué al salón amplio de talleres, y cuando entré estaban ellos dos, ella muy tranquila aferrándose a su cuello y el besándola.
En ese instante me contuve para no llorar, pero no pude, mis lagrimas brotaban muy fácilmente, dejé mis cosas en una mesa, tomé valor y me les acerqué. Él se quedó, no sé si sorprendido o atrapado, y ella esbozaba una sonrisa maliciosa, mi única reacción fue darle una bofetada en la cara, todos los que iban llegando se quedaron mudos, y ella se quedó mirándome -en realidad, lo que ella haga no me importaba- era él a quien yo quería. ¡Que desgracia! ¿Como pude haberme enamorado de alguien así, tan vil? tomé valor y le dije:
-Sí nunca te importaron tus padres, menos podría  creer que tu sintieras algo por mi, el amor no es cosa seria en tu vida pues tomaste como un juego mi sueños e ilusiones y jugaste con cartas marcadas, pero en verdad ahora comprendo que el destino nunca quiso que tu estuvieras a mi lado ¿como podía creer que alguna vez yo te podría importar? ilusa de mi, cuantas veces me dijeron que eres un jugador, que no te interesa perder solo ganar, tus engaños y mentiras son parte de tu teatro, pues ahora yo te digo, sinceramente, que te quedes con lo que ya has conseguido, porque no seré parte de tu colección.
Desde aquel día me prometí a mi misma que jamás volvería a ser pieza de un juego donde solo los hombres, como este cínico, se divierten con las ingenuas y creyéndolas tontas, ellos se hacen ganadores. ¡Que estupido es! y ¡que cobarde! al final de todo siempre pierde el que más juega, porque sus sentimientos jamás serán respetados y más aún, pues pierde quien juega a trampear.


 Elizabé



Camina sin guía
el que ella ama,
ya se perdió.
Ya no llora su ida.
Ya no recuerda su adiós.
Viste de pena la dicha,
pesa en su espalda la sombra,
ya no le nombra....
Cobija en sus ojos la imagen....
ya no la añora…
Terca la mente,
suspira  su cuerpo
y no es deseo.
Se miente en sueños
que ya le olvidó.
Negarlo no hace más suave la vida
ni aliviana la soledad.
Por más que bese mil labios
de él, gusto tendrá.
Su piel llena de huellas
como arena, jamás se borrará,
tatuado en su vientre le tiene,
durmiendo en su alma, él está...
suspira plegarias al viento,
nadie lo regresará...
Más el vive en su estar cotidiano,
aunque ella no sabe donde está.
¿Quien acuna su sueño ahora?
¿Quien le acaricia en la tempestad?
¿A quien le dirá mentiras?
¿Quien se las creerá?

Yvonne    



De compras:


Llega mi madre de shopping. Por lo visto, papá no está para que haga el sacrificio de escuchar acerca de las gangas y ofertas que ha conseguido, me ofrezco yo a reemplazarlo.
-Fíjate Ignacio, que lindo marco de foto. Ahí voy a poner la foto de Juan (¿otra foto más?) y mira el reloj despertador que le compré a mi amiga que siempre llega tarde a su trabajo, baratísimo. (¿su amiga no tiene despertador en su celular?)
Y este arreglo de flores para el centro de mesa, el otro ya está muy antiguo (pero ¡sí tiene cinco meses!) y esta pijama para tu papá (padre que ha jurado no volver al Perú) por que una pijama nunca está demás. Y estas pantalonetas para Jazmín para el próximo invierno por que ahora en Estados Unidos es verano ¿no son lindas? Y mira que lámpara hermosa de dormitorio de bebé para el “baby shower” de la nieta de la vecina y este muñeco articulado del hombre araña para Juan (¿otro muñeco más?).
Y compré productos chinos para Chifa  para mandarle a tu hermano a Estados Unidos (mamá: allá también hay barrio chino) y mira estos raspadores de cáscara de limón (utilísimos).
Y estas lindas pijamas para Danielita, estaban a dos por uno (como si la pobre Danielita no tuviera pijamas). Y este modelo de carrito “hot wheel” que "creo" que Lehi no tiene en su colección...
Continuamos...una docena de toallitas para baño de visita a la que piensa decorar con motivos navideños para "ahorrar" en regalos para navidad y bolsas de regalo con motivos navideños que estaban baratísimas (¡como no van a estar de oferta si estamos en Julioooo!)
Y una muñequita miniatura de Betty Boop que tanto le gustaba a tu abuelita (¿acaso la va a mirar la abuelita muerta?) y estos dos adornos de angelitos que a ti tanto te gustan (¿a mi me gustan los adornos de angelitos? ¿desde cuando?)
Y por supuesto...ropita para las Barbies (claro, como las Barbies andan tan escasas de ropa las pobres) y un set de zapatitos de Barbie que incluía patines (con lo mucho que necesitan patines las Barbies) y también botas para la nieve.
Y secadores de cocina con dibujos de girasoles para tu cuñada que le encantan, (eso si es verdad) y cucharas de palo también para enviarle (como si allá no existieran).
Hijo, no sabes como hemos caminado (ella y sus amigas) hemos terminado agotadísimas, extenuadas, esto no puede ser, estoy envejeciendo, pero no sabes... encontré la solución a mis problemas. Compré este libro de Deepak Chopra que enseña a adquirir " Energía sin límites". ¡Plop!

Yoda

 

"El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza."(A. Jauretche)

¿Será por eso que ya no se escuchan los silencios?
¿Que desandar las madrugadas en el suburbio tiene el sonido de “los bondis” que se llenan de caras recién levantadas y se abarrotan de esperanzas?
¿Qué el destino que delatan esas caras, llevan el ritmo que ponen a funcionar las obras en construcción y las fábricas?
Ahí están los supermercados chinos que atestiguan lo que se come.
 Ahí están los de la generación del “ni” (adolescentes de “ni trabajo ni estudio”) sumergidos en “el paco o algo más” que buscan  seguir “la diaria, hacia la nada”, entonces, aprovechan en el camino “el arrebato de cualquier moneda” con demasiada impunidad.
 Ahí están los chicos que van al colegio y ya no llenan estadísticas que favorecen la deserción escolar y sus madres que cumplen con la obligación de enviarlos revisados por un médico, pues sino lo hacen, no tienen más acceso a lo que suma una comida diaria.
Ahí, puede ser que en el estómago de unos cuantos se dibuje también -un poco más seguido- la sonrisa que trae un “puchero”.
Ahí bien cerca, se escuchan las distintas tonadas del guaraní o la que tiene el boliviano o los peruanos, caras bien definidas con los rasgos de la verdadera Suramérica. Colectividades que se quedaron, que siguen viniendo y siguen poblando parte de todo ese caparazón social que cubre el suburbio.
Ahí, ponen en marcha sus automóviles “los remiseros” que ya saben que sus servicios  están incorporados al consumo de una gran mayoría.
Entonces ¿será alguna mínima alegría que descubre aquello de que, “la política está a favor o en contra de la gente”?
Tal vez, con menos audacia, arrebatándole algunas pocas palabras al mito de Eva Duarte, se puede decir: “la política que solo les devuelve lo que es de ellos”.


De todos los fuegos…