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Editado por el autor

San Martín: El autor 2012 ISBN 978-887-33-0957-4 CCD B863

viernes, 23 de noviembre de 2012







                            "Fuego, tierra y agua"  Autor: Romántico Fugaz 
                     (50x70 cms. técnica mixta sobre madera: latex-enduido-acrílico)





Niño sordo

Un niño observa a las rosas
y su contento revienta
al ver a las aves hermosas,
y el rumor de las alas
al romper un viento libre,
es apenas un dibujo
que, mudo para este niño,
le está quitando ilusiones:
vaga así su mirada
queriendo subirse al viento
y robarle sus canciones.




-Tus tímpanos están muy quietos
y tus juegos de la infancia 
ya no escuchan.
Tu cuerpo agitado, impaciente
prendiéndose está de mis señas,
y a mis labios te clavas 
arrancándole secretos.
Eres un niño y a mis mensajes
les muerdes temiéndole que se escapen.



Son tus ojos cual tenazas,
tus dientes rasgan la idea
en una biopsia que admiro.
Subirme al viento he querido
para arrancarles sus ruidos
y dártelos a cada instante.

El poeta de los reyes




DOWN



I ntenta e inventa jugando a lo cierto

N aciendo, creciendo; gozando por dentro.

T ienes en el alba tu fuerza creadora

E n ella se nace y en este universo

G anas tu la estrella .Unos seres grandes te dicen avanza,

dicen que tu vales cual senda más bella

y en ella la angustia nunca más te alcanza.

R einando en tu esfuerzo

A si tan inmensa

D ecid a las tuyas, a esas tus fuerzas,

O lviden las brumas...el alba se acerca.



26/07/99

El poeta de los reyes.









8/N -Una figura de contraste Argento,
                                                          la que sale por la boca como un insulto agrio de “una clase” que quiere “anular el voto popular”:
Buscaba una pista en todo, en cada uno de “los pasos que doy”, mientras, la imagen de televisión quería adjudicarse el privilegio de “contar la realidad”.
“De un lado”, el periodista es el único que relata y se hace protagonista a la vez, que muestra a una multitud que desfila con pancartas y las voces que no se escuchan. Mientras, al sumar imágenes, pasan a recopilar como en un montaje, "contando una realidad premeditada” y así, el valor de lo subjetivo estaba en franco aumento, en la cima, diría cualquiera. ¡Tanto! que no hay posibilidad de adjudicar la famosa y mínima “objetividad periodística”. 
Al fin, eso significa, que el multi-medio era el “fabricante del discurso político más pretencioso”.
“Del otro lado”, otra vez, la imagen de personas que se juntan para exponer su queja y el que hace de nexo para "contar" lo que sucede. Pero en esta, el reportero, a la vez indaga con preguntas a los participantes del reclamo. Es la pretensión de juntar argumentos que justifican “la movida”. Por ahí es que va orientado el cuestionario. ¿Qué se escucha?
La traducción de eso que pide la gente es un conjunto de agravioss e insultos con ¡tanta virulencia! que inducen a la violación, sin más vueltas.
“Discurso estéril”, según algún comentarista que posteriormente analizaba. 
No hay forma de sostener un argumento que solo deja la agresión o el odio. Nada que tenga una categoría de “alternativa razonable”. Entonces, semejante movimiento, se diluye sin resolución.


Luego, a la madrugada, la imagen se queda en los ojos de un hombre honesto, creyente y religioso que relata con la emoción en cada gesto, y se vuelve de una franqueza inigualable. 
El cura Farinello, nos cuenta algo así (el relato en su mayoría es textual):

-Están los que dicen: “está todo repodrido” y no creo que sea así. Quiero recordarles que estuve de casamientos, más de quinientos. Y por supuesto, se ve de todo. (No está demás decirlo, la parroquia que él conduce y donde profesa, admite a todos). 
Prosigue: 
-A veces, en algunos, se nota demasiado ese desfile de vanidades y que se escucha en palabras superficiales, casi llega a cierta parte que me choca. Así, la califico cuando solo le dan “valor” a los videos o filmaciones para una ceremonia que tiene “la confirmación del matrimonio”, algo de mucha importancia para los pretendientes que, a la vez, se prometen amor y convivencia.  
Parece que no se ve tanto El Amor sino que diría; les interesa más  filmar el momento. Esa ostentación, que “rebaja” demasiado “lo importante” para darle “valor” a lo que podrán aportar los aparatos. En esto actúo solo como un espectador más.
Felizmente, una mínima parte es así. Sin embargo, hay casos realmente extraordinarios, un hombre se casa con una mujer paralítica, minusválida, en silla de ruedas. Los días previos a la ceremonia vino el hombre a conversar conmigo, y me dijo: 
-Seguramente, usted se preguntará por que elegir a una mujer así. ¿Sabe por qué padre? Por que es una mujer ¡tan buena! Y yo la amo.
Me decía en mi interior, que a partir de confirmar esta unión, ese hombre iba a ser enfermero por el resto de su vida y entonces, fue que me abrazó con los ojos llorosos y me dijo, una vez más:
-Ella es una mujer ¡tan buena! y yo, la amo.
¡Claro que era conmovedor! Se presentaron en el día y la hora de la ceremonia y ahí estaba ella, con la sonrisa y el orgullo de querer llegar y recorrer el pasillo sin ayuda. ¡Tanta cola larga del vestido y más amor en cada uno de ellos! Claro que, a mitad de camino se trabó y él fue, la ayudó hasta llegar a donde estaba parado yo para  "casarlos”. ¡Ahí está la alegría del amor!
Otro caso, para contarles algo más:
La mujer paraguaya que convivía con "su esposo" y soñaba con casarse por iglesia y ya tenían entre ambos, siete hijos. ¡Sí, siete hijos!
A la hora de la ceremonia se presentó ella con un traje violeta. ¡Violeeeta! Era un traje prestado ¡son tan pobres! pero ¡cuanta alegría! Él también, con un saco prestado que le quedaba chico (era de su primo) ¡con tanto amor que se veía en los rostros!
Solo festejar eso, el momento de concretar la ilusión de unirse en matrimonio en una iglesia, algo que siempre soñó esa mujer gordita, con su vestido violeta y llena de alegría.
Ahí está nuevamente, El Amor:
“Ese algo” que nunca es fácil de tener y que no está en todas las personas, por que para amar hace falta mucha nobleza y coraje. Creer, ser niño y ser adulto. Hace falta un poco de inocencia y de candor y mucha alegría por entregar. Eso se nota en cada uno.
Es conjugar -como está escrito en la biblia- padre, hijo y espíritu, las tres cosas que se juntan para crear el amor y que se manifiesta, tanto en el hombre, como en la mujer y que es merito de Nuestro Señor.
Entonces, no “está todo repodrido”, por que esto lo encuentro todos los días recorriendo los barrios y se aleja bastante de las cosas más groseras y violentas.



Así, “el espectador” recopila “algo más”:
                                                                  Ahora o en otro tiempo -no importa ya- se ubica desde “la pantalla”, desde ese “mirador subvaluado”, alejado de lo real y siempre en minúscula, “el no lugar” donde se recompone la lista de participantes.
En esa lista, un hombre y una mujer sin mucha explicación posible, revisan con entusiasmo sus “ventanas del privado”. Cada día que transcurre, coinciden en encontrarse, despierta uno en la otra, cierta cordialidad y reparan en pequeños datos que cada uno quiere compartir.
En el tiempo intercambiado, esa cordialidad es suficientemente abundante, como para decir: ellos se buscan con buen humor y emotividad y suman.
Así, se vuelve como necesaria de repetir la muletilla de casi todos los días.  
Sobre aquello, que parecía una simple charla de intercambio de bromas y carcajadas virtuales, se puso en juego, también, La Inocencia. Lo que redundó, en dos que se enamoraron. Estaba ahí, latiendo un amor tan profundo que, con su densidad no solo provocaba suspiros sino que traía todos los condimentos para concretar un encuentro. “La hora de la verdad”.
La distancia ejercía una presión extra y tal vez, difícil de poder concretar lo que sus corazones ya demandaban con avidez. Ahí, en sus corazones, fue madurando el posible encuentro. Ahí, fue derivando “ese gran secreto de la vida que está en creer”.
Hasta que el encuentro en un aeropuerto se hizo realidad y no hubo desconfianza, ni malentendidos, solo sobrevoló un poco de timidez. Estaban juntos. Él, alguien del otro lado del planeta, ella, pura sangre suramericana.
Hechos que, llego a conocer en detalles muy gruesos, por datos que me aportan pero que son fidedignos. Lo que me convierte ahora, en un cronista privilegiado.
“El espectador”, se hizo invisible, pero ya no asume su rol en “el mirador” que es solo contemplar, sino que festeja, al lado de los protagonistas, en cada movimiento y en cada gesto emotivo que ellos provocan.
Y la vida continuó con sus infinitos condimentos, aquellos en que se saborea tanto la felicidad como la tragedia, y me quedo con un pequeño testimonio de esa mujer enamorada:

-Ella: Estoy maravillada de la vida, de lo que me dio, de lo que me quitó. Espero mucho y se que todo puede ser una pompa de jabón que con el menor suspiro puede estallar en mil pedazos y aun así, me gusta lo que me tocó vivir.
“El espectador”: ¡Decís tanto con poco!... se resuelve bien... puede que por eso “te toca lo mejor”.
-Ella: jajaja… no siempre es bueno que “toque lo mejor”.
-El espectador: Hay veces que sí... ¿como vamos a conocerlo sino sabemos de eso? Sin embargo, sí hay alguien que “le toca” y estamos todos como observando, quedamos maravillados.
Ella: Es verdad
El espectador: Y es para que nos guíe,  para saber que hay algo mejor, que es posible ¡claro que sí! ...y también, crea conciencia de eso, hace que no nos conformemos en tanto no obtengamos algo.
Ella: Es bonito enterarse que “hay algo mejor”, eso nos inunda de esperanza.

Perezcuper

En el camino
se sube a la mirada,
una fantasía escurridiza.

Una brisa ínfima
viaja a la velocidad
de un largo suspiro,
deja entrever aquellas,
las imágenes brumosas
de los rostros escondidos.

Se dibuja algún escenario
desde un lugar desconocido,
llega ese, tu aliento más dulce 
que se alimenta a puro sentimiento.

                                                                             octaedro



Rte.: Manuela y Andrés 
           
Andrés la esperaba en algún lugar que Manuela no conocía.
El día se presentó lluvioso, gran cantidad de agua caía del cielo formando charcos en la tierra y bajando como cascadas por las paredes de las construcciones de ese pequeño pueblo.
Mojada y desorientada comenzó a recorrer esas solitarias calles casi a oscuras.
Al fondo de un callejón angosto divisó una tenue luz. Se acercó despacio y temerosa ante ese lugar desconocido.
Desde afuera vio el interior de un pequeño bar. Un viejo mostrador de madera finamente tallado. En la pared de atrás un gran espejo era el centro de repisas con bebidas. Había unas pequeñas mesas con sillas tapizadas en rojo. La luz tenue provenía de unas arañas que colgaban del techo.
Se sentía acogedor allí, por lo menos seria más confortable que afuera, bajo la lluvia.
Entró despacio, una campanilla sonó cuando abrió la puerta.
Se acercó al mostrador y preguntó por Andrés.
-Allí está –le dijo el hombre haciendo un movimiento con la cabeza hacia un rincón.
-Gracias –le contestó Manuela
Se dirigió despacio hacia el rincón. Allí había un hombre sentado de espaldas con una taza de café frente a él. Se quedó parada observándolo por un momento.
Sentía una extraña sensación, mezcla de sentimientos.
Cuando al fin logró hablar:
- Hola ¿vos sos…?
El giró su cabeza, la miró a los ojos
-Sí vos sos Manuela, sí, yo soy Andrés.
-Sí, soy Manuela
Se puso de pie frente a Manuela y se recorrieron mutuamente con la mirada sin pronunciar palabra, tratando de reconocerse, en verdad si se conocían, pero no así. Conocían solo su interior, sus letras dibujadas en un papel de carta.
Conocían sus formas de ser, de pensar, ambos tenían fotos del otro. Pero ahora no había palabras sino un cruce de miradas.
Andrés reconoció sus labios, esos que ella le estampaba cuando le escribía.
Manuela aspiró hondo y se llenó del perfume que había viajado impregnado en el papel.
Al final, se fundieron en un profundo y prolongado abrazo, el primero, luego de un año.
El mozo se acercó con el café, Manuela lo bebió despacio, Andrés tomaba el suyo, no había sonidos, solo miradas, miradas de dos personas que se conocían y a la vez se estaban conociendo.
Dos personas con una historia de amor surgida a través de cartas, palabras dibujadas en el papel describiéndolos tal cual eran.

No existe diferencia entre la forma de conocer gente en el medio virtual y la de conocerla mediante una carta como antes.
Simplemente, la tecnología inmediatizó el mensaje e hizo que ahora se puedan conocer de manera más completa, cuerpo y voz, pero el fin sigue siendo el mismo: conocer.
Tanto antes como ahora pueden surgir grandes historias de amor y amistad.

De buena fibra


La Abuela


Me voy lentamente en un viaje de recuerdos lejanos; me veo menudita como de  cuatro años, con rulos rubios a la fuerza, por el deseo de mi madre de que yo fuera crespa como mi papa y mis tíos.
Entonces, una vez al año me sometía con su peluquera a “una permanente” en mis cabellos finitos, que me sacaba cascarones en el cuero cabelludo y yo odiaba. Pero ella veía a su hija con rulos.
En verano tenía los cabellos rubios y la piel morena, ya que disfrutaba del sol y de la tierra. Solía usar una vinchita de metal dorado para sujetar hacia atrás los bucles.
El viaje en el recuerdo me lleva a la casa de mis abuelos paternos, donde se destacaba mi abuela.
Al trasponer la puerta del patio, veo los cinco jazmineros en fila india, como guardianes, cubriendo todo el camino con ese perfume continuo. Llego a la gran cocina donde veo a mi abuela -petisona y regordeta- sentada en una silla con asiento de paja, descansando al costado de la mesa contra la pared, luego de haber amasado en una gran mesa de madera rustica, llena de ravioles de verduras y pollo. En el ambiente, un apetecible olorcito a estofado de pollo, el cual  ella le daba su toque personal con clavo de olor y colocándole tres o cuatro cabezas de ajo enteras con su piel.

¡Que pena que la vida me la llevo siendo yo tan pequeña!  ¡no había cumplido mis 6 años! Son pocos los recuerdos pero profundos...
Todavía siento el calor de sus manos cuando me tiraba “el cuerito” por que me empachaba seguido, así me decían. Y mi Abuela con toda su calma, ponía algo de ceniza de la cocina a leña en una taza enlozada, me llevaba a la habitación, me cruzaba en la cama y me friccionaba con la ceniza. Todavía creo sentir ese calor ardoroso previo a los tironcitos armónicos que me daba, que iban subiendo y desprendiendo la piel y que ya no me dolía.                                                     

Brisa de un pétalo



La gallina Pinta

La gallina pinta es un platillo sonorense que se prepara, aunque no lo crean, con carne de res y no de pollo, nixtamal (grano de maíz), frijol, chile y... 
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Tiempo total: 3 horas 5 minutos
Ingredientes:
Porciones: 10
1 1/2 taza Nixtamal
1 1/2 taza Frijol
1 cabeza Ajo
1 Chile güero
1 Chile verde
1 Cebolla blanca mediana
1/2 Tomate bola
1/4 cucharadita Pimienta en polvo
300 gramos Costilla de res
300 gramos Rollo norteño
300 gramos Carne para cocer
Limón, sal y chiltepín en polvo para sazonar
Modo de preparación
Preparación: 5 minutos | Cocción: 3 horas
 1.
 En una olla mediana con agua casi hasta el tope pon a cocer la carne a fuego medio alto. Tapa la olla y cuando empiece a hervir destapa y saca toda la espumita café que tiene.
2.
Toma una olla grande y pasa la carne a esta. Toma un colador y cuela toda el agua hacia la olla grande para quitar toda la espuma posible.
3.
Usando un palillo de dientes haz alrededor de 12 pequeños orificios en cada chile y en la cebolla y agrégalos a la olla junto con el ajo. Déjalo cocer a fuego bajo y cuando hierva pasa un comal por debajo. Cocer por 2 horas.
4.
 Después de las dos horas, saca un pedazo de carne de la olla y pruébalo. Si la carne está cocida, agrega el nixtamal y a los 10 minutos agrega el frijol junto con la pimienta y el tomate bola.
5.
Cocínalo hasta que el frijol y el nixtamal estén tiernos.
6.
Sirve en platos individuales y sazona con chiltepin, sal y mucho limón.
Espero haya salido todo y con que cada uno añada un poquitín de su cordialidad, una taza completa de buenos deseos, una cucharadita de amistad, así como un kilo de paz mundial y ofreciéndolo a todos los que en su camino se encuentren, tendremos la bendición de que podríamos hacer un mundo más feliz y unidos por un guiso que a cualquiera, creo yo, ¡¡les encantaría!!...
¡He dicho cues!
Lucrecia Amova





                 "Amanecer" Autor: Romántico Fugaz ( papel canson con pasteles a la tiza)

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