"Fuego, tierra y agua" Autor: Romántico Fugaz
(50x70 cms. técnica mixta sobre madera: latex-enduido-acrílico)
Niño sordo
Un
niño observa a las rosas
al
ver a las aves hermosas,
y
el rumor de las alas
al
romper un viento libre,
es
apenas un dibujo
que,
mudo para este niño,
le
está quitando ilusiones:
vaga
así su mirada
queriendo
subirse al viento
y tus juegos de la infancia
ya no escuchan.
ya no escuchan.
Tu cuerpo agitado, impaciente
prendiéndose está de mis señas,
y a mis labios te clavas
arrancándole secretos.
arrancándole secretos.
Eres un niño y a mis mensajes
les muerdes temiéndole que se escapen.
Son tus ojos cual tenazas,
tus dientes rasgan la idea
en una biopsia que admiro.
Subirme al viento he querido
para arrancarles sus ruidos
y dártelos a cada instante.
El poeta de los reyes
DOWN
I ntenta e inventa jugando a lo cierto
N aciendo, creciendo; gozando por dentro.
T ienes en el alba tu fuerza creadora
E n ella se nace y en este universo
G anas tu la estrella .Unos seres grandes te dicen avanza,
dicen que tu vales cual senda más bella
y en ella la angustia nunca más te alcanza.
R einando en tu esfuerzo
A si tan inmensa
D ecid a las tuyas, a esas tus fuerzas,
O lviden las brumas...el alba se acerca.
I ntenta e inventa jugando a lo cierto
N aciendo, creciendo; gozando por dentro.
T ienes en el alba tu fuerza creadora
E n ella se nace y en este universo
G anas tu la estrella .Unos seres grandes te dicen avanza,
dicen que tu vales cual senda más bella
y en ella la angustia nunca más te alcanza.
R einando en tu esfuerzo
A si tan inmensa
D ecid a las tuyas, a esas tus fuerzas,
O lviden las brumas...el alba se acerca.
26/07/99
El poeta de los reyes.
El poeta de los reyes.
la que sale por la boca como un insulto agrio de “una clase” que quiere “anular el voto popular”:
Buscaba una pista
en todo, en cada uno de “los pasos que doy”, mientras, la imagen de televisión quería
adjudicarse el privilegio de “contar la realidad”.
“De un lado”, el periodista es el único
que relata y se hace protagonista a la vez, que muestra a una multitud que
desfila con pancartas y las voces que no se escuchan. Mientras, al sumar
imágenes, pasan a recopilar como en un montaje, "contando una realidad
premeditada” y así, el valor de lo subjetivo estaba en franco aumento, en la
cima, diría cualquiera. ¡Tanto! que no hay posibilidad de adjudicar la famosa y mínima “objetividad periodística”.
Al fin, eso significa, que el multi-medio era el “fabricante del discurso político más pretencioso”.
Al fin, eso significa, que el multi-medio era el “fabricante del discurso político más pretencioso”.
“Del otro lado”, otra vez, la imagen de personas
que se juntan para exponer su queja y el que hace de nexo para "contar" lo que
sucede. Pero en esta, el reportero, a la vez indaga con preguntas a los participantes
del reclamo. Es la pretensión de juntar argumentos que justifican “la movida”. Por
ahí es que va orientado el cuestionario. ¿Qué se escucha?
La traducción de eso que pide la gente es
un conjunto de agravioss e insultos con ¡tanta virulencia! que inducen a la
violación, sin más vueltas.
“Discurso estéril”, según algún
comentarista que posteriormente analizaba.
No hay forma de sostener un argumento que solo deja la agresión o el odio. Nada que tenga una categoría de “alternativa razonable”. Entonces, semejante movimiento, se diluye sin resolución.
No hay forma de sostener un argumento que solo deja la agresión o el odio. Nada que tenga una categoría de “alternativa razonable”. Entonces, semejante movimiento, se diluye sin resolución.
Luego, a la madrugada, la imagen se
queda en los ojos de un hombre honesto, creyente y religioso que relata con la
emoción en cada gesto, y se vuelve de una franqueza inigualable.
El cura Farinello, nos cuenta algo así
(el relato en su mayoría es textual):
-Están los que dicen: “está todo
repodrido” y no creo que sea así. Quiero recordarles que estuve de casamientos,
más de quinientos. Y por supuesto, se ve de todo. (No está demás decirlo, la parroquia que él conduce y donde profesa, admite a todos).
Prosigue:
-A veces, en algunos, se nota demasiado ese desfile de vanidades y que se escucha en palabras superficiales, casi llega a cierta parte que me choca. Así, la califico cuando solo le dan “valor” a los videos o filmaciones para una ceremonia que tiene “la confirmación del matrimonio”, algo de mucha importancia para los pretendientes que, a la vez, se prometen amor y convivencia.
-A veces, en algunos, se nota demasiado ese desfile de vanidades y que se escucha en palabras superficiales, casi llega a cierta parte que me choca. Así, la califico cuando solo le dan “valor” a los videos o filmaciones para una ceremonia que tiene “la confirmación del matrimonio”, algo de mucha importancia para los pretendientes que, a la vez, se prometen amor y convivencia.
Parece que no se ve tanto El Amor sino
que diría; les interesa más filmar el
momento. Esa ostentación, que “rebaja” demasiado “lo importante” para darle “valor”
a lo que podrán aportar los aparatos. En esto actúo solo como un espectador más.
Felizmente, una mínima parte es así. Sin
embargo, hay casos realmente extraordinarios, un hombre se casa con una mujer
paralítica, minusválida, en silla de ruedas. Los días previos a la ceremonia
vino el hombre a conversar conmigo, y me dijo:
-Seguramente, usted se preguntará por que elegir a una mujer así. ¿Sabe por qué padre? Por que es una mujer ¡tan buena! Y yo la amo.
-Seguramente, usted se preguntará por que elegir a una mujer así. ¿Sabe por qué padre? Por que es una mujer ¡tan buena! Y yo la amo.
Me decía en mi interior, que a partir de confirmar esta unión, ese hombre iba a ser enfermero por el resto de su vida y entonces, fue
que me abrazó con los ojos llorosos y me dijo, una vez más:
-Ella es una mujer ¡tan buena! y yo, la
amo.
¡Claro que era conmovedor! Se
presentaron en el día y la hora de la ceremonia y ahí estaba ella, con la
sonrisa y el orgullo de querer llegar y recorrer el pasillo sin ayuda. ¡Tanta
cola larga del vestido y más amor en cada uno de ellos! Claro que, a mitad de
camino se trabó y él fue, la ayudó hasta llegar a donde estaba parado yo para "casarlos”. ¡Ahí está la alegría del amor!
Otro caso, para contarles algo más:
La mujer paraguaya que convivía con "su
esposo" y soñaba con casarse por iglesia y ya tenían entre ambos, siete hijos. ¡Sí,
siete hijos!
A la hora de la ceremonia se presentó
ella con un traje violeta. ¡Violeeeta! Era un traje prestado ¡son tan pobres!
pero ¡cuanta alegría! Él también, con un saco prestado que le quedaba chico
(era de su primo) ¡con tanto amor que se veía en los rostros!
Solo festejar eso, el momento de
concretar la ilusión de unirse en matrimonio en una iglesia, algo que siempre
soñó esa mujer gordita, con su vestido violeta y llena de alegría.
Ahí está nuevamente, El Amor:
“Ese algo” que nunca es fácil de tener y
que no está en todas las personas, por que para
amar hace falta mucha nobleza y coraje. Creer, ser niño y ser adulto. Hace
falta un poco de inocencia y de candor y mucha alegría por entregar. Eso se
nota en cada uno.
Es conjugar -como está escrito en la
biblia- padre, hijo y espíritu, las tres cosas que se juntan para crear el amor
y que se manifiesta, tanto en el hombre, como en la mujer y que es merito de
Nuestro Señor.
Entonces, no “está todo repodrido”, por
que esto lo encuentro todos los días recorriendo los barrios y se aleja bastante de las cosas más groseras y violentas.
Así, “el espectador” recopila “algo más”:
Ahora o en otro tiempo -no importa ya- se
ubica desde “la pantalla”, desde ese “mirador subvaluado”, alejado de lo real y
siempre en minúscula, “el no lugar” donde se recompone la lista de
participantes.
En esa lista, un hombre y una mujer sin mucha
explicación posible, revisan con entusiasmo sus “ventanas del privado”. Cada
día que transcurre, coinciden en encontrarse, despierta uno en la otra, cierta
cordialidad y reparan en pequeños datos que cada uno quiere compartir.
En el tiempo intercambiado, esa
cordialidad es suficientemente abundante, como para decir: ellos se buscan con
buen humor y emotividad y suman.
Así, se vuelve como necesaria de repetir la muletilla de casi todos los
días.
Sobre aquello, que parecía una simple charla
de intercambio de bromas y carcajadas virtuales, se puso en juego, también, La Inocencia. Lo
que redundó, en dos que se enamoraron. Estaba ahí, latiendo un amor tan
profundo que, con su densidad no solo provocaba suspiros sino que traía todos
los condimentos para concretar un encuentro. “La hora de la
verdad”.
La distancia ejercía una presión extra y
tal vez, difícil de poder concretar lo que sus corazones ya demandaban con
avidez. Ahí, en sus corazones, fue madurando el posible encuentro. Ahí, fue
derivando “ese gran secreto de la vida que está en creer”.
Hasta que el encuentro en un aeropuerto
se hizo realidad y no hubo desconfianza, ni malentendidos, solo sobrevoló un
poco de timidez. Estaban juntos. Él, alguien del otro lado del planeta, ella,
pura sangre suramericana.
Hechos que, llego a conocer en detalles
muy gruesos, por datos que me aportan pero que son fidedignos. Lo que me
convierte ahora, en un cronista privilegiado.
“El espectador”, se hizo invisible, pero
ya no asume su rol en “el mirador” que es solo contemplar, sino que festeja, al
lado de los protagonistas, en cada movimiento y en cada gesto emotivo que ellos
provocan.
Y la vida continuó con sus infinitos
condimentos, aquellos en que se saborea tanto la felicidad como la tragedia, y
me quedo con un pequeño testimonio de esa mujer enamorada:
“El espectador”: ¡Decís tanto con poco!...
se resuelve bien... puede que por eso “te toca lo mejor”.
-Ella: jajaja… no siempre es bueno que “toque
lo mejor”.
-El espectador: Hay veces que sí... ¿como
vamos a conocerlo sino sabemos de eso? Sin embargo, sí hay alguien que “le toca” y
estamos todos como observando, quedamos maravillados.
Ella: Es verdad
El espectador: Y es para que nos guíe, para saber que hay algo mejor, que es posible ¡claro
que sí! ...y también, crea conciencia de
eso, hace que no nos conformemos en tanto no obtengamos algo.
Ella: Es bonito enterarse que “hay algo
mejor”, eso nos inunda de esperanza.
Perezcuper
Perezcuper
En el camino
se sube a la mirada,
Una brisa ínfima
viaja a la velocidad
de un largo suspiro,
deja entrever aquellas,
las imágenes brumosas
de los rostros escondidos.
Se dibuja algún escenario
desde un lugar desconocido,
llega ese, tu aliento más dulce
que se alimenta a puro sentimiento.
octaedro
Rte.:
Manuela y Andrés
Andrés
la esperaba en algún lugar que Manuela no conocía.
El
día se presentó lluvioso, gran cantidad de agua caía del cielo formando charcos
en la tierra y bajando como cascadas por las paredes de las construcciones de
ese pequeño pueblo.
Mojada
y desorientada comenzó a recorrer esas solitarias calles casi a oscuras.
Desde
afuera vio el interior de un pequeño bar. Un viejo mostrador de madera
finamente tallado. En la pared de atrás un gran espejo era el centro de repisas
con bebidas. Había unas pequeñas mesas con sillas tapizadas en rojo. La luz
tenue provenía de unas arañas que colgaban del techo.
Se
sentía acogedor allí, por lo menos seria más confortable que afuera, bajo la
lluvia.
Entró
despacio, una campanilla sonó cuando abrió la puerta.
Se
acercó al mostrador y preguntó por Andrés.
-Allí
está –le dijo el hombre haciendo un movimiento con la cabeza hacia un rincón.
-Gracias
–le contestó Manuela
Se
dirigió despacio hacia el rincón. Allí había un hombre sentado de espaldas con
una taza de café frente a él. Se quedó parada observándolo por un momento.
Sentía
una extraña sensación, mezcla de sentimientos.
Cuando
al fin logró hablar:
-
Hola ¿vos sos…?
El
giró su cabeza, la miró a los ojos
-Sí vos sos Manuela, sí, yo soy Andrés.
-Sí,
soy Manuela
Se
puso de pie frente a Manuela y se recorrieron mutuamente con la mirada sin
pronunciar palabra, tratando de reconocerse, en verdad si se conocían, pero no
así. Conocían solo su interior, sus letras dibujadas en un papel de carta.
Conocían
sus formas de ser, de pensar, ambos tenían fotos del otro. Pero ahora no había
palabras sino un cruce de miradas.
Andrés
reconoció sus labios, esos que ella le estampaba cuando le escribía.
Al
final, se fundieron en un profundo y prolongado abrazo, el primero, luego de un
año.
El
mozo se acercó con el café, Manuela lo bebió despacio, Andrés tomaba el suyo,
no había sonidos, solo miradas, miradas de dos personas que se conocían y a la
vez se estaban conociendo.
Dos
personas con una historia de amor surgida a través de cartas, palabras
dibujadas en el papel describiéndolos tal cual eran.
No
existe diferencia entre la forma de conocer gente en el medio virtual y la de
conocerla mediante una carta como antes.
Simplemente,
la tecnología inmediatizó el mensaje e hizo que ahora se puedan conocer de
manera más completa, cuerpo y voz, pero el fin sigue siendo el mismo: conocer.
Tanto
antes como ahora pueden surgir grandes historias de amor y amistad.
De buena fibra
De buena fibra
Me voy lentamente en un viaje de recuerdos lejanos; me
veo menudita como de cuatro años, con
rulos rubios a la fuerza, por el deseo de mi madre de que yo fuera crespa como
mi papa y mis tíos.
Entonces, una vez al año me sometía con su peluquera a “una permanente” en mis
cabellos finitos, que me sacaba cascarones en el cuero cabelludo y yo odiaba. Pero
ella veía a su hija con rulos.
En verano tenía los cabellos rubios y la piel morena, ya que disfrutaba del sol
y de la tierra. Solía usar una vinchita de metal dorado para sujetar hacia atrás
los bucles.
El viaje en el recuerdo me lleva a la casa de mis abuelos paternos, donde
se destacaba mi abuela.
Al trasponer la puerta del patio, veo los cinco jazmineros en fila india, como
guardianes, cubriendo todo el camino con ese perfume continuo. Llego a la gran
cocina donde veo a mi abuela -petisona y regordeta- sentada en una silla con
asiento de paja, descansando al costado de la mesa contra la pared, luego de
haber amasado en una gran mesa de madera rustica, llena de ravioles de verduras
y pollo. En el ambiente, un apetecible olorcito a estofado de pollo, el cual ella le daba su toque personal con clavo de
olor y colocándole tres o cuatro cabezas de ajo enteras con su piel.
¡Que pena que la vida me la llevo siendo yo tan pequeña! ¡no había cumplido mis 6 años! Son pocos los
recuerdos pero profundos...
Todavía siento el calor de sus manos cuando me tiraba “el cuerito” por que me
empachaba seguido, así me decían. Y mi Abuela con toda su calma, ponía algo de
ceniza de la cocina a leña en una taza enlozada, me llevaba a la habitación,
me cruzaba en la cama y me friccionaba con la ceniza. Todavía creo sentir ese
calor ardoroso previo a los tironcitos armónicos que me daba, que iban subiendo
y desprendiendo la piel y que ya no me dolía.
Brisa de un pétalo
La gallina Pinta
La gallina pinta es un platillo sonorense que se prepara, aunque no lo crean, con carne de res y no de pollo, nixtamal (grano de maíz), frijol, chile y...
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receta Fácil
Tiempo
total: 3 horas 5
minutos
Porciones:
10
1 1/2 taza
Nixtamal
1 1/2 taza
Frijol
1 cabeza Ajo
1 Chile
güero
1 Chile
verde
1 Cebolla
blanca mediana
1/2 Tomate
bola
1/4
cucharadita Pimienta en polvo
Limón, sal y
chiltepín en polvo para sazonar
Modo de
preparación
Preparación:
5 minutos | Cocción: 3 horas
1.
En una olla mediana con agua casi
hasta el tope pon a cocer la carne a fuego medio alto. Tapa la olla y cuando empiece
a hervir destapa y saca toda la espumita café que tiene.
2.
Toma una olla grande y pasa la carne a
esta. Toma un colador y cuela toda el agua hacia la olla grande para quitar
toda la espuma posible.
3.
Usando un palillo de dientes haz
alrededor de 12 pequeños orificios en cada chile y en la cebolla y agrégalos a
la olla junto con el ajo. Déjalo cocer a fuego bajo y cuando hierva pasa un
comal por debajo. Cocer por 2 horas.
4.
Después
de las dos horas, saca un pedazo de carne de la olla y pruébalo. Si la carne
está cocida, agrega el nixtamal y a los 10 minutos agrega el frijol junto con
la pimienta y el tomate bola.
5.
Cocínalo
hasta que el frijol y el nixtamal estén tiernos.
6.
Sirve en
platos individuales y sazona con chiltepin, sal y mucho limón.
Espero haya salido todo y con que cada
uno añada un poquitín de su cordialidad, una taza completa de buenos deseos,
una cucharadita de amistad, así como un kilo de paz mundial y ofreciéndolo
a todos los que en su camino se encuentren, tendremos la bendición de que
podríamos hacer un mundo más feliz y unidos por un guiso que a cualquiera, creo
yo, ¡¡les encantaría!!...
¡He dicho
cues!