No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, o la transmisión del texto y algunas ilustraciones de este blog, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

Editado por el autor

San Martín: El autor 2012 ISBN 978-887-33-0957-4 CCD B863

sábado, 12 de mayo de 2012


"Enamorados" Autor : Eterno (acrílico sobre tela, 54 x 73 cm.)





“ Y siento que tu luz…”

Te construyes de todos los colores.
Un volumen apasionado
que se sumerge en ellos.
Me gusta ver como tus ojos
se asoman detrás del naranja,
poros de los sentimientos,
donde se te hace habitual
besarte con tu amante rojo.
Traduce el origen agreste  
respirarte en todas las variantes verdes.
O el mismo cobre y marrón
que pinta tu rostro.
Desde un juego pastoso
que propone el pincel
la mano experta define la ruta
de las vibraciones.
Frecuencias audibles
que sin más, entregan su música.
Se hace increíble la vida cuando descifra
tus alucinaciones coloridas.
Se escapó tu nombre
del grito azul que reproduce
el eco de una montaña.                                    
Hay un mar que, desde el mirador
privilegiado de tu corazón,
se llenó de coraje,
hasta derramarse en el lienzo.

Autor: De todos los fuegos...(al amigo Eterno)




 
                                                                       Del aprendiz de escribidor 



          Fue, desde aquel tiempo -¿hace tanto ya?- que el vocabulario se redujo a signos que se “amoldaron” a cada sentimiento y no importó, ni las ciencias lingüísticas, ni las reglas gramaticales, ni las deformaciones idiomáticas, ni los regionalismos, ni el léxico “marginal” o de germanía, ni siquiera la pronunciación exacta, o la tosquedad y rispidez de nadie. Es decir;  solo, un “idioma universal”.

         Fue, de aquel tiempo, que hasta el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) se convirtió en un recurso inútil.

         Fue, que la vida transcurre y  es, en lo que se dice con un “flatus vocis” (simple viento) o la proximidad a los signos evocados con sonidos guturales que, tal vez, identifican de forma precaria a una palabra “anterior” o antigua, lo que está produciendo “el milagro de poder acercarnos”.

        Entonces, parece que de a poco, “florecen” en todo lugar, algunas mínimas señales. Es decir; aquellas  para “tocar” en la puerta de abajo, o en la ventana de arriba, o en nuestro palpitar extraño.

Octaedro


 Agradecemos la participación y el envío de este recitado  del Poema de Mario Benedetti "No te rindas", interpretado por Cucki Rosario con música de "Tomatito"         






                                                                EL HIJO: 
             La mujer, se terminó de vestir “palpándose el perfil”. Era delgada y alta, ágil,  flexible como un junco, blanca como un mármol. Todo su ser resplandecía. El rostro iluminado, la materia oscura de sus ojos, destellante, y los labios de tela de seda roja. Se puso la mano en el vientre, como que sentía que estaba creciendo.
  Irremediablemente, allí en su interior, se estaba gestando con las primeras semanas de vida, su tercer hijo. Todavía, le repiqueteaban las palabras de su “amiga”.
-¿Como vas a tener otro hijo? ¿No pensás en nada? ¡Sos tan pobre y ya tenés dos hijos! ¿Cómo te vas a manejar? Los otros dos son muy chiquitos. Tu marido trabaja y gana poco. Por las dudas alquilan y lo que gana él, no es suficiente.
   Todas esas palabras se mezclaban para terminar haciendo una herida en alguna parte de su cuerpo y otra vez, la nausea le llenó el rostro con una mueca doliente y se le escaparon algunas lágrimas.
   Por esos días, tuvieron que mudarse y alquilar un lugar más pequeño, que por suerte, consiguieron rápido. Ya estaban instalados y con un empleo estable del hombre, podrían ir planificando como empezar de nuevo, pero… ¿otro hijo?
-Tal vez, mi amiga tenga razón. El consejo de visitar a ese “médico” que tiene “clínica propia”… pero primero, voy a hablarlo con Rodolfo.
    Así pensaba todo el día y la preocupación la desconcentraba de atender los detalles del desayuno, cambiar a los chicos, lavar y planchar, proveerse de comestibles para cocinar a la hora del almuerzo etc. etc.
    Se apagaba la tarde, un día más se estaba desvaneciendo y ella, no tenía ni tiempo ni respuestas, todavía.
     Llegó Rodolfo con su andar cansino, saludó a su esposa con la mirada plena, a quien besó y abrazó tiernamente, le dedicó lo mismo a sus dos pequeños y se le despegó una sonrisa tan amplia, que los contagió a todos. Luego él, ya en su habitación, se desvistió para darse un baño relajante. Ella tenía preparada sobre la cama, la ropa que él iba a ponerse después del baño y mientras el agua de la ducha lo refrescaba, pensó en la mirada de su esposa. Algo había en ella que la preocupaba.
    Mientras, ella, descargaba las bolsas que trajo su esposo -una era chiquita, con la muda de ropa de trabajo y la vianda de llevar comida, las otras cargadas de frutas y verduras- se preparaba para lo que iba a decirle.
    El agua del mate se hizo sentir a punto con un silbido largo de la pava, lo que la obligó a ir velozmente hasta la cocina, apagar la hornalla y después, acomodar las frutas y verduras.
    En el pequeño patio, las sillas estaban esperando ser ocupadas. Rodolfo se sentó bien relajado y la silla se quejó un poco, ella lo hizo muy despaciosamente, acomodando la pava en la mesita desarmable, de madera.
    Los primeros mates fueron silenciosos y después, como todos los días, preguntó primero él.
-¿Cómo estas?
-Bien. -Contestó ella, con la voz en bajo volumen.
-¿Alguna novedad? -Interrogó él, otra vez.
   Y ella, sin haber preparado ningún preámbulo le descargo con angustia.
-Estoy de nuevo embarazada.
   Luego, de un silencio prolongado, sin mirarlo, esperó alguna respuesta. Él, interiormente sabía que no era el momento de pronunciar palabra. Ni siquiera de reaccionar con un gesto. También estaba sorprendido. Un hijo bien querido, es el que se planifica y se “trabaja con amor” para intentar concretarlo. El amor estaba latiendo dentro de cada uno de ellos, pero no había intención de traer un hijo al mundo en aquel momento.
    Todo eso fue pensado en un instante, como si los dos adivinasen las ideas que cada uno elaboraba. Entonces, ella supuso que había que hablar de lo que correspondía hacer.
-Es un momento muy difícil para nosotros, ya lo sé.
     Él se aproximó con la mirada plena de emoción, ella siguió.
-Nuestros hijos son muy chiquitos y dan trabajo. Estamos recién empezando, ni siquiera vivimos en una casa propia y tu trabajo da para lo justo en todo. No sé como lo vas a tomar, pero Angélica, me dio una dirección de un médico que tiene “clínica propia” para consultarlo.  
-Yo soy tu compañero, tu esposo y en todo lo que decidas, estoy con vos. Lo único que no me gustaría es que luego de decidir y concretar esa decisión, nos tengamos que arrepentir.
-Quisiera consultar a ese “medico” para “saber” como es “todo”.
-Está bien, averiguá cuando podés ir y cuanto cobra la consulta, y voy acompañarte. Claro.

    Así transcurrieron los días con la decisión tomada de hacer una primera “entrevista”. El día de “la consulta” había llegado y los dos en “la sala de espera” se miraban y observaban a las otras mujeres que estaban allí. En el lugar no había ningún otro hombre que acompañara a esas mujeres –algunas, casi niñas- hasta que le tocó el turno a ella. Él se quedó esperando. Al “médico” se lo notaba “muy profesional” y las condiciones del lugar “parecían aceptables”. Luego de auscultarla, de las preguntas, las respuestas y las condiciones establecidas, se cerró la consulta con “el pedido obligatorio”, de que todo “eso era muy confidencial” y que tanto uno como otro, debían mantener “aquello sin que trascienda en ningún lado”. De parte del “doctor” estaba “el secreto profesional” y punto. Quedaron en hacer “la operación” en fecha establecida con entrega del dinero en el momento.
   La fecha casi inmediata, no admitía prórroga y el dinero estaba disponible, porque Rodolfo consiguió prestado. Rodolfo, en su interior no estaba de acuerdo y luego, en la casa, en una larga charla se lo hizo saber. Ella quería continuar.
    Así, en la fecha acordada, nuevamente, se acercaron los dos al “consultorio”. Tanto él, como ella, estaban nerviosos, habían llegado muy temprano. Otra vez, observaban a las mujeres de su alrededor, temerosas y desencajadas. En un gesto de ella se la notó dubitativa. De repente se paró y le dijo a su marido:
-Vamos. No quiero estar acá.
    Los dos salieron como espantados y en la vereda, se abrazaron como si fuera la primera vez. Entonces, fue que dijo ella:
-Vamos a tener otro hijo hermoso. Te voy a ayudar en todo lo que sea necesario y más.
    Él le contestó:
-No te preocupes. Ya nos vamos arreglar de alguna forma y esto, es lo mejor para los dos.
De todos los fuegos...


Sube aquello que, se desprende del cuerpo
para iluminar esa ráfaga en la brisa,
lo que tiñe la ilusión,
burbuja diamantina.

Sube más, la mirada rápida
que busca tu forma en la nube,
que se descompensa en una exhalación,
que diluye el vapor de una mueca de ironía.

El canto que se refugia en mí
te busca en el susurro del viento
solo para alcanzar algo que tu conoces,
“la sensación de plena libertad”.

Desde algún espacio de adentro
desde algún espacio, de ahí fuera,
se va incorporando de a poco
el anhelo de una caricia.


                              De todos los fuegos...



Yvonne

1 comentario:

  1. Desconozco de pintura, pero la sola oportunidad de meterme en la abstracción del tema, en medio de tantos colores, me emociona y me da alegría, quizás es eso lo que lo hace sencillamente mágico.
    ¡Bravo Eterno!

    ResponderEliminar