Es como siento tu luz.
Así, como de tus ojos parte el fulgor
en el aire del que se desprende la alegría,
y es ese espíritu que te traspasa, el
que se alimenta de ti
para celebrar que está vivo, así también, piensa que de mis manos
nace esta flor que se posa en tus labios, y es esta letra, la que arrastra
el color
para teñir tus entrañas con alguna melodía.
Así, es como siento tu luz,
así, es como en tu ser, en tu vientre
se derraman todos los secretos de la
vida.
Te propongo entonces,
que me permitas volver
a respirar,
solo cuando puedas
verme en tus pensamientos.
Te propongo más aún,
sí fue que mi abrazo te sostuvo
para mantener la tibieza de alguna ilusión,
deja que te siga soñando en tu vuelo perfumado
de briznas, de rocío, de mañanas soleadas, de tardes apacibles
que van caminando hacia el ocaso acompañadas de nubes sanguinolentas.
Deja que te siga soñando con el aroma de las noches que transpiran
estrellas.
El chino.
para ver como se derrama allí, esa nube de colores que suelta la tristeza
del ocaso. Creo que debo atribuirlo también, a lo que me provoca tu voz. Ella –la
sonoridad de la estela que se apaga lenta- es la brisa que siembra palabras
para describir tus sueños, viene a remover inquietudes de un mundo que dispara temblores
emotivos, tiende a salpicarnos de la tragedia o su comedia.
Hoy, he mirado dentro de mi alma para sentir como la lluvia de tu pena inunda los costados de mi
entera alegría. Entusiasmo que se opaca cuando una lágrima deja el gusto amargo
en su camino de nostalgia.
He intentado sacar de adentro
de mi alma, lo que provoca tu mirada cuando señala esa distancia inalcanzable
que impone un corazón herido y sin rumbo. Aquel órgano que divaga y palpita sin
querer ser acompañado de complemento alguno.
Desde adentro de mi
alma juegan las armas que lastiman. Compiten entre ellas para ver quien deja la
herida más profunda. Van recorriendo el surco ensangrentado con lo que envenena
el humor de la caricia más honesta y es la pasión por sumar dolor, lo que
impregna al gesto que se remarca en un instante.
Hoy, dentro de mí, se
sostiene aún, el alma de quien intenta transitar tu llanura para encontrar sosiego.
Perezcuper (Dedicada a María).
va recorriendo el mundo que se acerca a la pantalla, para
enriquecer más aún su universo interior.
Ella quiere desde siempre -y lo hace- sumarle a sus vivencias
extraordinarias, eso que traen los sonidos de la armonía y la metáfora poética.
Mirada que tiene el ritmo de quien alimenta su inquietud con voracidad.
El
patrón del regocijo afina mucho más su sintonía, tanto en lo sonoro como en el
manejo de la herramienta de la palabra, y al ser fecundada constantemente por
ideas de cómo buscar belleza, la obliga a ejercitarse para saber nadar en su
lírica de plena inspiración. Es entonces, que sus odas también, se perfuman
de suspiros.
Oírla en su música, en sus palabras, y observarla en cada gesto, es de
un privilegio inigualable. Ahí -solo es
mi parecer- en la composición que elige y comparte, va la elección de alguien
experto.
Todo se puede aprovechar de ello, desde el perfume de un suspiro hasta la
virtud que acompaña a su “intensa oscilación”.
Así es que, como un contemplante que descubre un tesoro, “guardo” cada
gesto para no olvidarla.
De todos los fuegos ( a María).
y también de allí, se te van desatando los pensamientos, ellos disparan esa fragancia que llena el espíritu.
Es decir que, traen en
las palabras lo que despierta el regocijo. Se descubre en tus reflexiones, la
futura conducta que confirma la bondad.
Aparece aquella idea
que entibia el aire, la que toma la altura del barrilete indescriptible, la que
viaja hacia el encuentro de mi sonrisa, pues trae la novedad que incluye a los
privilegiados que obtienen el beneficio de saborear tu ternura.
La clave que me
permite hoy, entrar en el cuarto donde se acumulan algunos de tus secretos, ya
la tendrás que cambiar. Soy de guardar tesoros, de respetar confidencias y
protegerlas; por ejemplo, no comentar de ese fluir perfumado que te identifica,
pero no doy cuenta de los que se te escapan para bordar ilusiones.
Ahora, sé que tus ojos
vienen construidos con la virtud de acariciar los caminos que te llevan a todas
las cosas, pero solo imaginar que puedan mirarme por un instante, ya tendría la
vida hecha, sin temor a renunciar a ella.
Te propongo el poema
que tiene en cuenta todo valor insoslayable, incluye las cláusulas que quieras
imaginar o acotar, mi única condición para introducirlos en el registro, es que,
no te pueda olvidar.
Octaedro (Dedicada a María).
casi. Está para pasear cerca del río. El río homónimo. ¿Vamos? Tomar una
cerveza morena, escuchar alguna música en vivo, comer maníes salados, mirarse
mucho y besarse un poco más. Pensar
que quiero cautivar a una mujer que es libre. ¿Es como encerrar un pájaro?...o
¿Solo es mirarte a través de las palabras y allí, en ellas, buscar en la metáfora
para desplegar una caricia? ¡Que deleite! En algún punto de tu ser, tal vez,
donde se elabora el pensamiento más intimo, te sigo en la sonrisa para llegar a
esto de tus labios que besan. Ahí,
es donde no quiero indagar más, solo me gustaría navegarte en un suspiro,
posiblemente, por que crea que somos
algo postergado que merecemos tener un idilio.
Aquí, de este lado del mundo está un hombre que vibra, te lleva en su
canto solo para expandirse en tu vuelo. De este lado del mundo se agita en interminables
pulsaciones, ese hombre que se escurre en las palabras para continuar
haciéndote música y conjugar en tu aliento.
¿Será que solo es la teoría?
La práctica se realiza junto al otro para después convertirse en
manifiesto profundo, real e imprescindible.
De todos los Fuegos (A María).
Tú, frescura que salpica sonrisas para teñir el instante de
ese candor que confirma mi embeleso ¿Siempre estás procurando retozar de
entusiasmo para que rumoree el aire tu compás de alegría?
Ven, te estoy esperando, quisiera celebrar cada mínima
expresión que delate tu profunda emotividad para convertirme en privilegiado
testigo de tu andar por el mundo.
Ven, debes entregarle calma al retorno de algunas olas para
que en mi horizonte perfecto se dibuje nítido, el cauce de tu guitarra.
Pies de algodón, cuerpo de lluvia, corazón de música y alas en la frente, ¿A
dónde vas? ¿No ves que el viento sufre el color rosado de tu perfume? Sabe lo
que acarrea. Es aquello, que erotiza la tarde.
Octaedro (para María).
conversando contigo, escudado detrás de los signos a sabiendas de sus limitaciones y el corazón que va hacia donde es inevitable, donde la oración intenta.
Hay vidas que son esplendorosas y otras, apenas somos una llamita que estamos procurando contagiar calor. Otras irradian eso todo el tiempo y hacen sonreír. Luego, acontece que la vida nos traspasa como para que el regocijo se adueñe aunque sea, de un mínimo lapso.
¿Que hace que
una mirada anhelante vaya tratando de iluminar cada cosa, a cada paso?
Se llena
de tus vibraciones para remarcar los colores y ahí, donde parece lo oscuro,
solo se encuentra con la alegría.
Entonces, fue que yo viajé hacia tus
ojos verdes, ese mar tibio de esperanza, y estoy dentro de ellos como un
naufrago… hombre vulnerable que sufre de orfandades.
Soy, quien se acomoda cerca de tu
aliento para aprender como es embriagarse de plenitud y navegar en tu sonrisa,
porque son tus labios los que premian.
Conozco muy poco, de todo el poder de la palabra, siempre lo reivindico y
no te rías, hasta las mujeres académicas suelen ser vulnerables a eso, incluso
aquellas que han sufrido desencantos. Eso sí, quiero creer que hay hombres que
podemos convencer con el verbo que florece al recorrer las fibras de cada
sentimiento, hombres que sabemos escarbar en los recovecos del alma para
establecer este puente y retener.
Por eso, cuando alguna vez vi como
tu figura estaba colmada de agasajos, traté de ubicarme en cada parte, y justo allí
donde se esconden todos “los secretos de la vida”, creo… soñé con la mejor ilusión.
Perezcuper (Dedicada a María)